Un gesto tan fácil, eficaz y barato como es lavarse las manos adecuadamente detiene la transmisión de gran parte de los agentes patógenos que transmiten las heces humanas.
La falta de higiene en las manos es la principal fuente de patógenos diarreicos”, que pueden provocar desde las “infecciones gastrointestinales más comunes” a otras más graves como la “fiebre tifoidea o el cólera”, así como infecciones respiratorias “como la gripe o la neumonía”.
También pueden ser responsables del contagio de infecciones cutáneas o en los ojos, de parásitos intestinales e, incluso, la transmisión de la gripe aviar.
Un solo gramo de heces humanas puede contener diez millones de virus y un millón de bacterias, según sus cálculos. Lavarse las manos parece, pues, una forma de vacunarse a sí mismo.
Recomendaciones que dan los expertos:
- Sólo con agua no es suficiente: El lavado de manos requiere jabón y sólo una pequeña cantidad de agua, indican. “Usar jabón facilita la frotación, lo que permite disolver la grasa y eliminar la suciedad que contienen la mayoría de los gérmenes”.
- Hay momentos más importantes que otros: Los expertos inciden en que se preste atención a lavarse después de usar el baño, limpiar a un niño y antes de manipular alimentos.
- Usar una técnica apropiada: Las manos húmedas se deben cubrir con jabón y frotar toda la superficie, incluidas las palmas, el dorso, entre los dedos y especialmente debajo de las uñas, por lo menos 20 segundos. Luego, se deben enjuagar bien con agua corriente y secarlas, ya sea con una tela limpia o agitando las manos.
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